Todos tenemos la experiencia de visitar al médico de cabecera y observar su impotencia cuando alguno de los tratamientos no responden a las sintomatologías más comunes. Y sabemos que, en esos casos, la mayoría de las veces lo que toca es un lento peregrinar por las consultas especialistas. Un trámite que puede demorarse demasiado (la media en nuestro país es de 70 días para la primera cita después de la visita al centro de salud) y que, además, en muchas ocasiones sería innecesario si el médico de atención primaria tuviera facilidades para diagnosticar y poner tratamiento a determinadas enfermedades no graves que realmente no requieren la intervención del especialista.
Este problema, que sufren todos los sistemas sanitarios desarrollados, se agrava en Estados Unidos, un país en el que una parte importante de la población no tiene recursos para costearse un tratamiento médico especialista. Precisamente allí, y en pleno debate sobre la derogación del Obamacare (una de las propuestas más ambiciosas del anterior presidente), un Madrileño, Carlos Reines, está revolucionando a través RubiconMD, compañía que fundó juntos a dos socios, la sanidad. Reines, que es máster en administración de empresas por la universidad de Harvard, conoció allí en 2013 a Gill Addo y Julien Pham y los tres pusieron en marcha una aplicación móvil que permite a los médicos acceder a una plataforma online, dar la información relevante del caso y formular una pregunta. RubiconMD asigna la consulta a alguno de sus especialistas y este responde con recomendaciones sobre tratamientos o pruebas que deben realizarse para obtener un diagnóstico más preciso.
El sistema, que funciona de médico a médico, sin intermediarios, y provee acceso a 115 especialidades médicas distintas, asigna el especialista adecuado a cada caso a través de un algoritmo que tiene en cuenta consultas anteriores, la disponibilidad de ese doctor y los niveles de satisfacción que ha obtenido con las diferentes recomendaciones que ha llevado a cabo en la plataforma. Además de suponer, como asegura Reines, un ahorro de costes y tiempo en el sistema sanitario, en cuestiones de salud, sin duda, quien mejor puede calibrar el éxito o el fracaso de una propuesta es quien recibe el tratamiento. Y en este caso, según Reines, la satisfacción es absoluta: “el recibimiento de los pacientes ha sido unánimemente fenómeno. Cuando alguien va la consulta de atención primaria y le dicen: quiero discutir tu caso con el mejor cardiólogo de Stanford o con el mejor dermatólogo de Harvard, los pacientes se quedan sorprendidos. Todo son beneficios, evitan copagos, evitan esperas y tienen mejores cuidados”.
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