regenerar neuronas

Durante décadas, fue una verdad asumida por todos: el ser humano nace con un número finito de neuronas que se van degradando y jamás son sustituidas. Fin. La vida regalaba a cada uno un paquete cerrado de estas células, que debían ser cuidadas con responsabilidad.

Pero el cambio de paradigma no se circunscribe al hecho de que esta nueva verdad esté ya probada. Algunos estudios apuntan a que estos procesos de neurogénesis adulta se pueden propiciar, que se pueden precipitar y reforzar, asumiendo una serie de prácticas relacionadas con los hábitos y las rutinas.

Si bien existen opiniones encontradas sobre cuándo, por qué y con qué intensidad se desatan estos procesos de producción, docenas de investigaciones han comprobado que mediante la dieta, el ejercicio e, incluso, la práctica del sexo, es posible fomentar la neurogénesis y echar una mano al sacrificado cerebro. Siempre hacendoso. Siempre en marcha. Y crucial para vivir más y mejor.

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Así cuantifica la producción un equipo de expertos en el Instituto Médico Karonlinska, en Suecia, tras analizar la concentración de carbono 14 en el ADN de las neuronas presentes en el hipocampo de personas fallecidas. Con su estudio, publicado por la revista Cell, constataron que “las neuronas se generan también durante la edad adulta y que puede contribuir al buen funcionamiento del cerebro”.

Pero van más allá. Los autores avanzan que estas nuevas neuronas pueden tener un valor fundamental para futuras investigaciones relacionadas con el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.

“Conocer esta realidad genera una expectativa. Se abre la puerta a desarrollar diferentes tratamientos que promuevan esta generación”, afirma Pablo Irimia, neurólogo de la Clínica Universidad de Navarra y vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que añade: “Ahondando en estas investigaciones se podría, de algún modo, ofrecer expectativas en algunas enfermedades”.

Afirma asimismo que estos procesos de neurogénesis adulta tienen un papel limitado, incapaz de corregir lesiones cerebrales serias, y que van mermando su efecto con la edad, pero que “nos dan pistas de que existe la posibilidad de inducir la aparición de neuronas a través de fármacos y tratamientos concretos”.

El catedrático de Biología Celular de la Universidad de Valencia José Manuel García Verdugo, no obstante, circunscribe estos puntos intensos de neurogénesis adulta a los primeros años de vida: “Posiblemente, estos procesos se den únicamente hasta los 7 años, siendo especialmente activos en el primer año de vida”.

Durante esa primera etapa, al patrón genético heredado de los padres se le suman otras neuronas que establecen nuevas redes y circuitos sinápticos, responsables de la asunción de nuevas habilidades. Por eso, García Verdugo habla más de trabajar por la plasticidad sináptica, “por fortalecer la capacidad exclusiva de las neuronas para cambiar y conectar distintos sentidos mediante el aprendizaje”, explica.

Al final, se trata de cuidarlas. El alcohol y las drogas matan a las neuronas y varían la plasticidad sináptica. También el tabaco, la contaminación o cualquier elemento que afecte negativamente al sistema nervioso. Y la falta de ejercicio mental o la soledad. “Las neuronas no mueren por exceso de actividad, sino por justamente lo contrario, por inactividad”, confirma el experto García Verdugo.

Pero numerosos estudios se han ocupado de establecer pautas y mecanismos para promover la neurogénesis adulta. Muchos investigadores han tratado de determinar cuáles son los procesos para alentar la creación de nuevas neuronas. Y los han transformado en consejos, en buenas prácticas para ayudar al cerebro en su silenciosa tarea. ¿Cómo? Aparentemente, es más sencillo de lo que cabía esperar.

5 hábitos que promueven la creación de neuronas

Sandrine Thuret, neurocientífica del King’s College de Londres, es una de las principales investigadoras de la neurogénesis del mundo. Ella sostiene con contundencia que el hipocampo continúa generando neuronas fundamentales para los procesos de aprendizaje y memoria durante toda la vida.

Thuret apunta además, con sus estudios, a que estos procesos pueden reforzarse adoptando unos hábitos de vida saludables. Y sus conclusiones se cruzan con las de otros muchos análisis que profundizan en estas pautas:

1. Ejercicio aeróbico. Científicos de la Universidad de Jyväskylä, en Finlandia, descubrieron que es una de las técnicas más adecuadas para aumentar la neurogénesis. La carrera o los ejercicios de resistencia se revelan como una práctica adecuada, aunque basta con “caminar a buen ritmo durante 30 minutos, cinco días a la semana”, como punto de partida, según el vocal de la SEN Pablo Irimia.

2. Alimentación. Apostar por la dieta mediterránea y por planes hipocalóricos parece ser, de nuevo, una decisión más que acertada. Aunque otros estudios dan un paso más, hablando de los flavonoides como alimentos que propician la neurogénesis adulta. Té verde, uvas rojas y, en definitiva, los alimentos ricos en antioxidantes, deben ser incluidos en la dieta habitual “por sus efectos positivos para evitar la degeneración celular”, apunta Irimia.

3. Sexo. El estudio publicado por la Us National Library of Medicine comprobó que el hipocampo produce neuronas nuevas cuando el cuerpo queda expuesto a la práctica del sexo de forma continuada, mejorando así la función cognitiva. Pero avisan: “La experiencia sexual repetida puede estimular la neurogénesis adulta siempre que esta persista en el tiempo”. Le toca a cada uno fijar el calendario.

4. Estrés y ansiedad bajo control. Es, también, factor determinante para el correcto funcionamiento del cerebro, para el mantenimiento de la plasticidad neuronal y para el fomento de procesos de neurogénesis más relevantes. Así, científicos de la Universidad de Oregon apuntan a que la meditación, entendida como un ejercicio que controla y elimina la tensión, es una práctica desencadenante de la generación de nuevas neuronas en la edad adulta. En conclusión: unos minutos al día para dejar la mente en blanco ayudarán al cerebro tanto en el corto como en el medio y largo plazo.

5. Mente siempre activa. Se trata, quizá, del consejo más relevante: “El aprendizaje genera conexiones entre las diferentes zonas del cerebro, y por eso es clave para que este se pueda anteponer a su deterioro”, explica el neurólogo Irimia, que añade: “No se trata únicamente de leer mucho, sino también de mantener una interacción social habitual y estimular al cerebro constantemente”.

El cerebro es cada día un poco menos insondable. De ello se ocupan los cientos de científicos que se afanan por desentrañar sus secretos y por intentar entenderlo para cuidarlo mejor. ¿El siguiente misterio por desvelar, el siguiente mito por derribar? Quién sabe. Pero lo que es seguro es que todavía queda mucho por conocer. Y que nuestros cerebros deberán estar listos para comprender todo aquello que todavía hoy ellos mismos esconden.

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